domingo, 30 de mayo de 2010

Colección de shunga del Museum of Fine Arts de Boston

Originalmente publicado en Los apetitos de la buza, el 30/05/2010


En otros textos y comentarios mios fuera de este Blog, he hablado de la extrema importancia que reviste, para cualquier estudio que sobre el shunga se realice así como para aquellos que se lancen a hacerlo, el contacto directo con aquellos medios que funcionaron de soporte para esas imágenes. A pesar de que la investigación académica del shunga comenzó muy recientemente, más en concreto en la década de 1990(1), con relativa frecuencia  nos encontramos con algunas publicaciones que basan su estudio en reproducciones de estas piezas, obviando así tanto aspectos esenciales de su fisicalidad y de sus contextos narrativos, como el hecho de que casi nunca estas piezas se producían de manera aislada, sino como ilustraciones de libros (enpon 艶本), álbumes (kumimono 組物) o rollos ilustrados (emaki 絵巻).
Sin embargo, el gran dilema con que nos enfrentamos muchos de los pocos que nos hemos dedicado a este objeto de estudio, es dónde están esas colecciones y cómo conseguimos acceso a esas piezas. Es por esto, que he decidido crear una nueva sección en el Blog para dar a conocer algunas de las coleciones de shunga más importantes (y las menos importantes también) que conocemos hoy día.
Por supuesto, esas colecciones que iré presentando en los diferentes posts, que sobre el tema incluirá el Blog, son sólo aquellas a las que he tenido aceso o que conozco. Siguen quedando en el anonimato muchas colecciones privadas de shunga, así como otras guardadas en instituciones que aún niegan su existencia.
Comenzaremos esta sección con una de las colecciones de arte japonés más importantes de los Estados Unidos, la del Museo de Bellas Artes de Boston. Además de importantísimas piezas de arte budista, así como de otros circuitos y periodos, que posee el Museo gracias a los esfuerzos de Ernest Fenollosa (1853-1980), Okakura Kakuzō (1862-1913), y otros coleccionistas y personajes claves de la sociedad bostoniana de fines del siglo XIX(2), esta institución posee la colección de ukiyo-e más grande del mundo que se encuentra fuera de Japón.


Fotos: Izquierda, entrada norte del Museo; derecha, foto de Bigelow en peregrinación a un templo budista.

Con un aproximado de 50,000 estampas, una parte considerable de esta colección fue formada por el médico y coleccionista de arte japonés William Sturgis Bigelow (1850-1926). Bigelow comenzó a estructurar su colección durante el tiempo que vivió en Japón, a fines del siglo XIX, y a su retorno a Boston la donó al Museo, junto con las demás piezas que juntó. Una de las condiciones que impuso Bigelow al Museo fue que su colección de ukiyo-e jamás fuera exhibida, para así poder garantizar la conservación de los colores de las estampas, que se deterioran rápidamente al contacto con la luz, por lo que los únicos accesos a ellas durante mucho tiempo fueron para los especialistas y a través de las reproducciones que se publicaron en algunos libros y catálogos. Afortunadamente, hace unos cinco años hubo cambios importantes en el staff del Museo, y se lanzaron varios proyectos, uno de ellos encaminado a la digitalización de toda la colección de ukiyo-e. Éste proyecto, dirigido por la nueva curadora de la colección de ukiyo-e, Sarah E. Thompson, hasta el momento ha logrado digitalizar apróximadamente el 80% de todas las piezas, entre ellas, la colección Bigelow, que por vez primera puede ser vista a través de las bases de datos del Museo, disponibles vía WEB.
Como es lógico suponer, la colección de ukiyo-e del Museo debía contar con shunga. Esta sección de la colección, que está sobre todo formada por libros ilustrados y algunas estampas extraidas de álbumes, también proviene mayormente de lo que Bigelow compró en Japón. Por cuenta de las políticas puritanas(3), así como del desinterés de los anteriores investigadores del Museo, todos esos libros shunga se mantuvieron en cajas a lo largo de casi 100 años. Es justo a partir de los cambios en el Museo, que mencioné anteriormente, que por primera vez se lanza un trabajo de catalogación de esas piezas (que aún está en proceso), en el que se considera también su futura digitalización.



Fotos: Izquierda, ilustración (con partes de páginas que se despliegan) de Utagawa Kunisada para el libro Monmōgawa 文盲我話 (1827); derecha, ilustración de Kunisada para el libro Hyakki yagyō 百鬼夜行 (1825).

La colección de shunga del Museo está compuesta por 50 pinturas shunga, 210 títulos de libros ilustrados, enpon (muchos de ellos formados por dos o tres volúmenes), y 72 estampas extraidas de álbumes (algunas de ellas todavía se conservan como parte del juego original, como por ejemplo la copia de Sode no maki 袖の巻, del ilustrador Torii Kiyonaga 鳥居清長 (1752-1815), unas de las mejores conservadas que he podido ver). Un número considerable de los libros enpon son del siglo XIX, y por cuenta de que Bigelow los adquirió muy poco tiempo después de ser publicados, por las condiciones que se impuso a la colección, y por haber estado guardados casi por cien años, su estado de conservación y la calidad de los colores, son realmente magníficos. Algunas de las obras de Kuniyoshi y de Kunisada que pude examinar allí hace unos pocos meses, parecen haber sido traidas en una máquina del tiempo directamente desde Edo. Esta es una de las carácterísticas más sobresalientes de la colección shunga del Museo, que rara vez encontramos en lo que ha podido ser conservado hasta el día de hoy. Incluso, la excelente colección de Nichibunken (International Research Center for Japanese Studies), en Kioto, no compite con algunos de los ejemplares del Museo de Boston.
Finalmente, las ilustraciones que estoy incluyendo aquí en el post son algunas de las fotos que pude tomar de una minúscula parte de la colección de shunga del Museo, en una muy breve estancia de tres días que realicé en el pasado mes de marzo. Todos los ejemplos que he incluido son de libros enpon de la primera mitad del siglo XIX, del ilustrador Utagawa Kunisada (de quien hemos hablado en post anteriores).


Fotos: Izquierda, ilustración de Kunisada para el libro Hakataobi musubuga migoto (1829); derecha, ilustración de Kunisada para Shunjō gidan mizuage-chō 春情妓談水揚帳 (1836).

NOTAS
1. Si bien es cierto que la mayor actividad en ese sentido se concentra a partir de esos años, hubo casos aislados previos a esa fecha, como el texto de Tom & Mary Anne Evans, Shunga: The art of love in Japan (Paddington Press, Nueva York, 1975), o en el caso japonés las investigaciones de Yoshida Teruji 吉田暎二 (1901-1972), Richard Lane (1936-2002), y, sobre todo, el importante trabajo de Hayashi Yoshikazu 林美一 (1922-1999).
2. Dos excelentes textos recientes que abordan la actividad de coleccionismo de arte japonés en la ciudad de Boston, a fines del siglo XIX son: Christine M.E. Guth, Longfellow's Tattoos. Tourism, Collecting, and Japan (University of Washington Press, Seattle, 2004); y Christopher Benfey, The Great Wave. Guilded Age Misfits, Japanese Eccentrics, and the Opening of Old Japan (Random House, New York, 2004).
3. En conversación con la curadora de la colección, Sarah E. Thompson, supe que muy pocas personas tuvieron acceso a esas piezas hasta hace menos de 10 años, ya que las autoridades del Museo de entonces, requerían que fueran investigadores "serios, casados y hombres".